Posts etiquetados ‘Ciencia Ficción’

  • Título: Acero puro
  • Director: Shawn Levy
  • Intérpretes: Hugh Jackman, Dakota Goyo, Evangeline Lilly, Anthony Mackie, Kevin Durand, James Rebhorn
  • País: Estados Unidos
  • Año: 2011
  • Género: Ciencia Ficción
  • Duración: 126 min
  • Guión: Leslie Bohem, John Gatins, Dan Gilroy, Jeremy Leven (Cuento: Richard Matheson)
  • Música: Danny Elfman
  • Calificación: 02/10

En el año 2020, el boxeo es cosa de robots. Los combates entre seres humanos han dejado paso a mega-construcciones de metal que luchan hasta la desintegración. En estas circunstancias, antiguas glorias del ring como Charlie Kenton se dedican a enseñar el deporte a estas máquinas, de una manera muy similar a la de un videojuego. Pero mientras, Charlie también se tendrá que ocupar de su hijo Max, que se ha quedado huérfano de madre y que también dejará huérfanos los dedos de la mayoría de los espectadores, que tendrán que comerse las uñas para paliar la crispación que genera su personaje.

En principio, el planteamiento parece aceptable. De hecho, es bastante creíble que en un futuro no muy lejano pueda existir una competición similar a la que nos presenta Acero puro. Además, los efectos especiales que adornan los movimientos de los robots están muy conseguidos (algo lógico, teniendo en cuenta el dinero que hay de por medio). Desgraciadamente, es lo único positivo que acabaremos sacando de esta obra.

Porque, como decíamos, no puede existir una película mínimamente aceptable si uno de los actores protagonistas no hace más que irritar al espectador fotograma tras fotograma. Hablamos de Dakota Goyo, un niño que posiblemente tenga poca culpa de lo que sucede con su personaje en las dos horas de película. Cuando sea más mayor, y vuelva a ver la que fue su primera gran película, quizá se tape la cara con una almohada y reniegue de la interpretación por siempre jamás.

Shawn Levy tiene el dudoso honor de dirigir a uno de los niños más repelentes de la historia del cine. Hay que dejar claro que el pabellón estaba bastante alto, si tenemos en cuenta casos como el de Jurassic Park o el Anakin de La amenaza fantasma. Pero nos tememos que, después de ver Acero puro, el personaje de Goyo ha superado todos los listones en lo que a repulsión se refiere. Desde la primera vez que aparece en pantalla, ya intuimos que algo no va bien. Si nos imagináramos a un niño de 11 años que acaba de perder a su madre, veríamos a un joven hundido, con la cabeza gacha y los ojos rojos del llanto. Pues bien, Goyo es la antítesis de ello: un niño con semblante chulesco y actitud prepotente. Esto, unido a la pinta de pijo y consentido que luce el susodicho, hace despertar un carácter asesino en el espectador tan feroz que ninguno de los poderosos robots de la cinta conseguiría aplacar.

A partir de ahí, ya era difícil arreglar la situación, pero si seguimos viendo la película (cosa difícil, ya que a la media hora dan ganas de perder el tiempo de otra manera), comprobaremos que no hace más que empeorar. La historia se mueve entre tópicos y momentos más que trillados, dando la sensación de que estamos ante un mero copypasteo de otras películas. Todo esto, aderezado con un niño que a cada minuto que pasa resulta más odioso (cuando se pone a bailar ya es algo surrealista), un Hugh Jackman que se ve desbordado ante tanta inutilidad (menos mal que le han pagado bien) y una Evangeline Lilly que está ahí para lucir palmito (desgraciadamente, sólo en un par de escenas).

Por tanto, Acero puro parece una película que sólo se puede recomendar a los tiernos infantes que en su corta vida todavía no han visto mucho cine. Para el resto de mortales, la mejor opción sería hacer una sesión doble: primero Acero puro y, acto seguido, Carrie. Con el paso de los días, posiblemente tengas la sensación de que ambas películas son en realidad la misma y que la mítica niña demoníaca Carrie fulminó con una buena tunda al odioso pijo de Acero puro.

Título: Eva

Director: Kike Maillo

Guión: Sergi Belbel, Cristina Clemente, Martí Roca, Aintza Serra

Reparto: Daniel Brühl, Claudia Vega, Marta Etura, Alberto Amman, Lluis Homar

Música: Evgeny Galperine, Sacha Galperine

País: España

Año: 2011

Duración: 94 minutos

Género: Ciencia Ficción

 

Se dice que en España es difícil hacer cine de género. Somos también conscientes de las limitaciones y la cuesta arriba cada vez más impracticable que supone el cine patrio, tanto que con la desaparición de las ayudas, creo que poco podremos hacer, ya que producimos un cine que es difícil de rentabilizar en el propio mercado. No vemos cine español, salvo contadas excepciones.

Puede ser por ello, que en muchos casos no se arriesgue. Han habido tortazos sonados, y lo más seguro es hacer una comedia con actores de carpeta de colegiala. Pero a decir verdad, hasta eso es un género, y si nos vamos al cine español de los últimos años siempre se han ido estrenando algunas cosillas arriesgadas bastante interesantes de género policiaco, terror, thriller, intriga, o ciencia ficción. Osea, eso de que el cine español es un cine de Guerra Civil o social, y por lo tanto, poco atrayente para el gran público, la mayoría de las veces no es algo que se cumpla. Es un prejuicio. El cine español tiene sus cosas interesantes, y sí, nos encanta el americano, pero de vez en cuando no está de más ver lo que se hace por aquí (con ciertos límites, obviamente).

Y aquí tenemos el caso de Eva, cinta grabada en español y catalán que nos cuenta un pequeño drama de ciencia ficción sobre una sociedad donde los robots existen y colaboran en ayudar y hacer felices a las personas. Todavía no se han levantado contra toda la humanidad para protegernos de nuestra propia locura, más bien es un lugar idílico donde los robots prestan servicios al hombre. Y nuestros personajes son genios en diseñar robots. Un antiguo ciudadano de la ciudad que vuelve después de diez años al sitio donde se dejó varios asuntos pendientes. Su carrera, su familia, su chica… Y la chica, que dejó el diseño por ser profesora mientras es madre de una niña junto al hermano de su antiguo chico… Y no, no es solo una telenovela…

Es por ello que como en este caso, algunas películas son muy agradecidas, la escasez de presupuesto con respecto al cine de fuera, hace que las soluciones sean más imaginativas sin desmerecer con otra propuesta hecha con cinco veces más presupuesto. Claro, que también es una película donde la ciencia ficción forma parte de un contexto, una tenue ambiéntación retrofuturista que da forma a este bonito cuento junto a un lugar mágico, repleto de nieve y que al mismo tiempo parece cálido.

Como película, es deudora de otras de temática similar como Inteligencia Artificial. Se echa en falta un guión algo más elaborado que no te haga ver desde el principio por donde pueden ir los tiros de lo que pasará. Estando atento es fácil temerse la historia.

Los actores por lo general están bien. La niña, Claudia Vega, es fantástica, delante de la cámara está mucho más suelta que los mayores. El alemán Daniel Brühl, también se le ve cómodo buscando cada vez más espacio en nuestro cine. Alberto Amman sigue tan soso como siempre, y de vez en cuando se le va su deje argentino… Marta Etura también está sosita, pero no lo hace mal. Lluis Homar está un poquito cargante como robot mayordomo.

Pero pese a todas las dudas que puede plantear la película, es una interesante muestra de cine de género hecho aquí con bastante encanto. Se ha merecido más de lo que finalmente ha recibido, cuando fue estrenada el mismo fin de semana que Tintín… Como para llenar las salas…

  • Título: Tron: Legacy
  • Director: Joseph Kosinski
  • Intérpretes: Garrett Hedlund, Jeff Bridges, Olivia Wilde, Michael Sheen, Bruce Boxleitner, Beau Garrett
  • País: Estados Unidos
  • Año: 2010
  • Género: Ciencia Ficción
  • Duración: 125 min
  • Guión: Adam Horowitz, Richard Jefferies, Edward Kitsis, Brian Klugman, Steven Lisberger, Lee Sternthal
  • Música: Daft Punk
  • Calificación: 6/10

En 1982, el mismo año que se estrenó la legendaria Blade Runner, una película que llevaban por nombre Tron hacía su aparición en el panorama cinematográfico. Era una época de incipiente desarrollo tecnológico, en el que las videoconsolas comenzaban a despuntar y donde la saga La guerra de las galaxias influía a muchas de las obras del momento. Tron no escapó a ninguna de estas influencias; así, contaba la historia de Kevin Flynn, un programador de videojuegos que se transportaba a un mundo virtual.

Tres décadas después llega Tron: Legacy, una secuela que intenta revivir los estertores ochenteros de pasión por el mundo friki que siguen pegando más fuerte que nunca hoy en día. En esta ocasión, es el hijo de Kevin Flynn, Sam, quien se sumerge en un mundo virtual paralelo en busca de su padre, que lleva 25 años desaparecido. Nada más llegar, sin embargo, descubrirá que el mundo en el que aterriza es de todo menos pacífico, debiendo enfrentarse a diversos retos, tales como batallas de discos o carreras de motos, donde la derrota significa la muerte.

Precisamente estas carreras de motos supusieron el mayor símbolo de la primera parte de Tron. En esta ocasión ocupan una parte considerablemente menor del metraje total, pero a cambio los mejores efectos especiales permiten gozar totalmente no sólo de esta parte, sino de toda una obra enormemente satisfactoria desde el punto de vista visual. La banda sonora también resulta sublime, muy acorde al carácter de la película. Es de agradecer que se haya mantenido una cierta estética retro para los amantes de la cinta original, aunque en algunos momentos puede resultar incluso ridícula para los que se aventuran por primera vez en la saga.

La productora ha debido tener muy en cuenta este nuevo público, porque lo cierto es que estamos ante una película argumentalmente “made in Disney”, con un discurso narrativo preestablecido, donde los buenos son muy buenos y los malos son muy malos, todo bajo un marco agradable que no casa con la esfera de tensión que se desarrollaba en Tron y que presuntamente se quería conseguir aquí. El guión es sin duda el punto negativo de Tron: Legacy, no solo porque beba en exceso de otras obras como la saga Star Wars (a la que se realizan un par de guiños), sino porque las pausas necesarias para comprender el argumento no se encuentran bien distribuidas; así, hacia la mitad de la cinta se produce una pausa excesivamente larga, cortando por completo unos minutos de acción frenética que suponen la mejor parte de la película.

El debutante Kosinski cumple con nota en la dirección, viéndose especialmente capacitado para rodar las escenas más dinámicas, donde a otros les temblaría el pulso. El reparto está a la altura de lo que se espera, sorprendiendo el doble papel de Jeff Bridges, por una parte haciendo de bueno con una barba al estilo de El gran Lebowski y por otro lado, en el papel de malo con un aspecto muy rejuvenecido gracias a los efectos especiales. No tiene ocasión de brillar, sin embargo, debido a lo insípido del guión.

Por tanto, Tron: Legacy es perfectamente disfrutable tanto por los nuevos seguidores como por los que en su día disfrutaron de la película original. No hay aquí una historia que te atrape o unos diálogos que vayan a entrar en la historia del séptimo arte, pero sí un universo que quita el hipo, tanto por su concepción como por el resultado obtenido gracias a los efectos especiales de última generación.

  • Título: Destino Oculto
  • Director: George Nolfi
  • Intérpretes: Matt Damon, Emily Blunt, Anthony Mackie, Terence Stamp, John Slattery, Michael Kelly
  • País: Estados Unidos
  • Año: 2011
  • Género: Ciencia Ficción / Romántico
  • Duración: 107 min
  • Guión: George Nolfi (Historia: Phillip K. Dick)
  • Música: Thomas Newman
  • Calificación: 4/10

El guionista de El ultimátum de Bourne, George Nolfi, quiso debutar en la dirección cinematográfica adaptando una historia del prestigioso escritor Phillip K. Dick (Blade Runner). Para desempeñar el papel protagonista, nadie mejor que su ya conocido Matt Damon, uno de los actores que mejores papeles suele escoger. Desafortunadamente, este no es uno de ellos.

Un joven congresista americano pierde las elecciones al Senado por un desliz cometido en una fiesta. La noche de la derrota, sin embargo, conoce a una fugitiva bailarina de la que se enamora perdidamente. Así se desarrolla Destino Oculto antes de que entre en juego el elemento fantástico. Es totalmente impensable que se hubiese podido desarrollar esta película sin introducir lo inverosímil, puesto que entonces estaríamos hablando de uno de los tropecientos dramas románticos americanos. Pero lo cierto es que, a pesar de situarse en una esfera de ciencia-ficción, Destino Oculto parece una obra muy poco original.

La historia que nos plantea Nolfi no falla por su credibilidad en el sentido teórico (porque entonces, grandes obras como la mencionada Blade Runner también serían fallidas), sino por la aplicación práctica sobre la gran pantalla. Así, la trama se nutre plano a plano de absolutamente todos los tópicos que hemos podido ver en la historia del cine en Hollywood: protagonista rico pero humilde, chica guapa y excesivamente encantadora, malos muy malos pero también muy torpes, diálogos forzados, momentos románticos no necesarios… Es decir, todo en ella es tremendamente previsible, desde los primeros minutos hasta su final, el espectador en todo momento va por delante de las intenciones del guionista. Y eso, en una película que pretende crear una atmósfera de intriga, es absolutamente imperdonable.

Pero no todo en Destino Oculto es negativo. Si aceptamos sus evidentes debilidades, nos encontraremos ante una película que se deja degustar. La química entre los personajes de Damon y Blunt es palpable, siendo esta relación la principal matriz de la existencia de la obra. La propia Blunt realiza un papel más que correcto, consiguiendo lo que Nolfi pretendía: enamorar al espectador. También los secundarios se muestran a la altura, aunque echamos en falta otros actores que no sean los de siempre (Michael Kelly debe tener un currículum muy largo).

Por tanto, Destino Oculto entretiene solo a medias, algo insuficiente en una película que no ofrece nada más de eso. Quizás el problema haya sido enfocarlo desde el punto de vista de la ciencia-ficción y no desde el drama romántico, ya que las principales virtudes de la obra se expresan en términos sentimentales. Aun así, es probable que no hubiera bastado para solapar las muchas carencias que posee.

Título: El Origen del Planeta de los Simios

Director: Rupert Wyatt

Guión: Rick Jaffa, Amanda Silver.

Reparto: Andy Serkis, James Franco, Freida Pinto, John Litghow, Brian Cox

Duración: 110 minutos

Año: 2011

Nacionalidad: EEUU

Género: Ciencia Ficción

De El Origen del Planeta de los Simios pocas personas esperaban algo de interés. Tras la reinvención por parte de Tim Burton en 2001 de la película original, este proyecto era a todas luces arriesgado, por mucha saga que hubiese detrás, recuperarla a estas alturas parecía algo de locos. Director de encargo, presupuesto contenido y otra versión de una película anterior, La Rebelión del Planeta de los Simios. Si a esto añadimos que se trata asimismo una precuela de la original, ya tenemos todos los ejemplos con los que nos aterra Hollywood cada verano.

 Pero curiosamente la película nos ha salido bastante digna, una cinta bastante aceptable dentro de la saga y agradable de ver con un cubo de palomitas. Quizás cuando la experiencia te hace tener prejuicios hacía el estudio que está detrás, que tuvo un momento a mediados de la década pasada en la que solo estrenaba ejemplos de lo peor de lo peor, te hagan enfrentarte a la defensiva ante sus nuevas propuestas. Y aquí han sabido conjugar la diversión con no insultar a la audiencia, algo que últimamente está muy de moda.

 La película gira en torno a Cesar, un chimpancé nacido de una madre que había sido tratada como conejillo de indias con una nueva medicina para vencer al Alzheimer. Este compuesto, parecía que además de curar el Alzheimer mediante neurogénesis, mejora la inteligencia y la creatividad del tratado, y en su caso las capacidades de la madre pasaron a Cesar.

 Cesar es criado por el padre de la vacuna en su casa. Al poco va viendo que el progreso del simio va siendo mayor que el de cualquier humano a su edad. Todo va bien, hasta que la lealtad del mono hacía su familia de acogida, hace que este tenga que ser encerrado en una especie de reserva. A partir de aquí, más allá de la Ciencia Ficción, tenemos un drama carcelario en el que Cesar se conciencia de la situación precaria en la que se encuentran sus semejantes y poco a poco va buscando formas de ganarse al grupo con el fin de rebelarse contra sus carceleros maltratadores.

 Pero una cosa es interesante, Cesar se va desencantando de su vida como “humano”, es consciente de ser una aberración de la naturaleza y de su posición de líder como inteligencia natural.

 La película presenta varias cosas curiosas, y es que el director, Rupert Wyatt parece sentirse mucho más a gusto rodando las aventuras de los monos digitales que rodando escenas con humanos. La importancia de los humanos aquí es poca o nula. Se echa de menos que para padre de la criatura no hubieran cogido a alguien con más carisma y que presentase una mayor presencia que James Franco. Creo que la figura paterna es importante para explicarnos a Cesar, pero en ningún momento vemos tampoco un padre, Franco se queda muy corto a la hora de reflejar esa figura que debería haber sido mejor desarrollada. Su mujer en la película, Freida Pinto, es tan solo un florero. No tiene cabida en la historia, solo es una chica guapa para que veamos que el padre tiene pareja. El que mejor lo hace es el abuelo de la aberración, interpretado por John Lithgow que sufre Alzheimer. Otros buenos actores como Brian Cox están a todas luces desaprovechados, parece más interesado en el cheque que en hacer un papel más o menos interesante. Bien es cierto que el guión en su parte humana es de lo más anodino y tópico, pero todo se ve compensado por los monos.

 Mención aparte merecen los efectos especiales de la neozelandesa Weta Digital. Sí, siguen pareciendo en algún caso poco reales, pero son muy efectivos al servicio de la película, como deben ser. Cesar es un personaje digital, pero interpretado de forma excelente por Andy Serkis que transmite al personaje todos sus gestos y movimientos como ya hiciera con otros personajes como King Kong, Gollum o más recientemente al Capitán Haddock en Tintín. La verdad es que tal y como avanza la tecnología, parecería injusto no reconocer a Serkis ya que con diferencia hace la mejor interpretación de la película. No sólo por sus movimientos simiescos, de los que es experto, sino también dando vida a los sentimientos de Cesar e interpretando las frustraciones del mono. Y además si tenemos en cuenta de que las partes de los monos son de lejos lo más interesante de la película y las escenas mejor retratadas, más merito si cabe tiene Serkis como eje de la película.

 En fin, si tenían prejuicios contra esta película, tal y como es no merece que se los tengamos. Merece una oportunidad, ya que aunque sea un Blockbuster, este al menos trata al espectador como ser racional, no se le toma por estúpido ni las licencias son demasiado escandalosas en favor de tener una escena de acción cada cinco minutos.

Te hace perder el tiempo

Publicado: 9 diciembre 2011 de Diego Cabanillas en General
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Título: In Time
Director: Andrew Niccol
Guión: Andrew Niccol
Reparto: Justin Timberlake, Amanda Seyfried, Cillian Murphy, Olivia Wilde, Vincent Kartheiser
Nacionalidad: EEUU
Año: 2011
Género: Ciencia Ficción
Duración: 110 minutos

Me gustaría pensar que Andrew Niccol ha dirigido algo tan impersonal y fallido para obtener presupuesto para hacer algún otro proyecto que tenga guardado en la mesilla. Pero seguramente me equivocaré. Me gustaría pensar que tenía otra idea, pero los productores se la echaron para atrás. Pero me equivocaré. Me gustaría pensar que todo esto tiene su explicación, pero seguramente no la habrá.

In Time, es un caso de estudio. Es más difícil construir en torno a una premisa jugosa una película tan tópica y estúpida a mayor gloria de los jóvenes y guapos protagonistas, que lanzarte al río y explorar y jugar con las posibilidades que ofrece la premisa. Hay que ser un genio para ser capaz de hacer un producto tan mediocre desde un punto de partida jugoso para la ciencia ficción.

La historia se sitúa en un mundo distópico y capitalista donde la moneda de cambio es el tiempo. Cuando se te agota el tiempo, mueres. Mientras tanto los ricos son inmortales. Puedes morir, puedes tener un accidente o te pueden matar, pero el mundo está dividido en zonas pobres y ricas. En las zonas pobres la gente se mata por diez minutos, ya que la gente no tiene nada ahorrado. En el mundo de los ricos, en cambio, nadie tiene prisa. Desde ahí construyen una metáfora del capitalismo en el sentido de que en este caso hace falta que la gente muera (o tenga poco dinero) para que haya gente inmortal (que tenga mucho dinero). Pero no exploramos las posibilidades metafísicas, no, construimos una estúpida road movie de acción donde el chico y la chica van corriendo, robando tiempo para dárselo a los más necesitados y destruir el sistema. Poco más. Un «corre, corre que te pillo» que no aporta nada ni a la Ciencia Ficción ni al cine en general, ya que es una de tantas películas de argumento clonado. No se que necesidad había de meter a Robin Hood en esto como adalid de la moral… ¡Era un ladrón!

El producto de Niccol se traiciona a sí mismo. No es nada normal que partiendo de un inteligente diseño de producción, una buena idea con la que desarrollar un argumento y las espectativas altas que existían sobre el director con un curriculum que incluye Gattaca y El Señor de la Guerra, nos venga con estas. Ya lo he dicho, lo difícil lo ha hecho y es vulgarizar todo lo bueno que tiene la película, se acobarda y no se lanza de cabeza a explorar todas las posibilidades de su premisa, que son infinitas. Tenemos unos tipos que su vida pende de lo que marca unos relojes fluorescentes insertados en su piel, tenemos todo un mundo al que podemos dar personalidad, podemos ser imaginativos y jugar para construir una excelente película de Ciencia Ficción. Pero está la Fox detrás y hay que pagar las facturas. Así que nada, lo que era bueno se convierte en la nada, porque debe ser más rentable hacer de esta premisa un guión por defecto de película hollywoodiense sin personalidad. ¿Empatía? ¿Eso qué es? Mejor mostrar a nuestro Justin Timberlake como un “chulo piscinas” cabreado porque han matado a su mamá. No empatizamos con sus peripecias como sí hacíamos con el protagonista de Gattaca que veíamos su debilidad en un mundo perfecto reflejada en nosotros mismos. No. Aquí no. Aquí tenemos a Justin y Amanda a tiro limpio huyendo de los Agentes del Tiempo y del suegro, sin que los jugosos paralelismos a los que se presta la historia en un mundo como el actual cobre relevancia.

Los puntos curiosos de la película no resultan curiosos, ya los había usado Niccol en su película Gattaca (excelente al contrario que In Time). Esos coches eléctricos de apariencia retro, salir a nadar en mar abierto… Hasta esos aspectos son desaprovechados y refuerzan esa percepción de que lo que te están contando ya lo has visto mil veces y mejor. No podemos dejar pasar por alto tampoco las referencias al mito de la pareja de ladrones Bonnie & Clyde, solo que aquí lo disfrazan de acciones morales, dar tiempo de vida a los necesitados.

Y es que lo peor que le puede pasar a una película de Ciencia Ficción es que se la vean las costuras de forma tan obvia. La evolución de los personajes, si existe, es forzada. La explica de formas manidas y tramposas, como la muerte de un ser querido, la niña rebelde que una vez fuera de su mundo de riqueza es la más concienciada… No hay evolución, simplemente los actores actúan como lo hacen porque sí, sin motivo. Aquí lo que importa es meter una persecución entre unos malos de opereta y los buenos. No hay tratamiento psicológico o una profundización en el mundo que nos ofrece la película para poder jugar con esas posibilidades. Es un festival de inexplicables oportunidades perdidas.

Y es una pena. Con menos bombo, desde una producción más o menos independiente Andrew Niccol hizo dos grandes películas como Gattaca y Lord of War. Eran valientes, buscaban entre los resquicios de lo que daban para dar aún más. Parecía que estábamos ante un director interesante, con un discurso. Un director que cuidaba sus formas, que era osado a la hora de enfrentarse a una película y de enfrentar a la audiencia a sus premisas, que jugaba con el cinismo como un valor para profundizar, que mostraba historias difíciles sin complejos. Pero cuando podía tener una idea para hacer una película interesante de Ciencia Ficción de nuevo, se nos derrumba y escribe y dirige esta anodina historia donde no podemos decir nada bueno. No tiene sentido de hablar de interpretaciones, de valores de producción, de nada… Porque incluso como Bluckbuster se le ve bastante limitadillo de dinero para ser espectacular o tener al respetable pegado al asiento. No, aburre.

  • Título: Otra Tierra
  • Director: Mike Cahill
  • Intérpretes: Brit Marling, William Mapother, Jordan Baker, Flint Beverage, Robin Taylor
  • País: Estados Unidos
  • Año: 2011
  • Género: Ciencia Ficción / Drama
  • Duración: 92 min
  • Guión: Mike Cahill, Brit Marling
  • Música: Fall On Your Sword
  • Calificación: 6/10

Un día cualquiera los habitantes de La Tierra miran al cielo fascinados, contemplando la aparición de un nuevo planeta. Sus potentes colores, mezcla de azul, blanco y verde, captan la atención de los focos mediáticos, preguntándose si habrá vida allí arriba. A consecuencia de ese cúmulo de asombro que invade al mundo, Rhoda sufre un terrible accidente que trastocará duramente su vida, y que a la vez le permitirá conocer al músico John Borroughs, víctima de una horrible tragedia.

A grandes rasgos, ese es el argumento de Otra Tierra. No es nada que no se haya visto antes en el panorama cinematográfico, más allá de alguna que otra pincelada en el guión y del enigmático final que nos depara. Por el contrario, es la fantástica atmósfera que crea el director en torno al personaje de Rhoda la que merece todos los aplausos. Cahill es capaz de construir todo un relato en base únicamente a los dos hechos centrales comentados anteriormente, y lo hace con tal maestría que no parece que Otra Tierra sea su segundo largometraje. Tampoco parece lógico que un guión tan pobre haya sido escrito por un director tan sobrio como él, que corta cada escena cuando hay que hacerlo, que no ofrece relatos intrascendentes que pudieran cortar el ritmo del filme, que nutre de personalidad a todo ser humano que aparece por muy espontáneo que sea. No es algo perfecto, evidentemente, y posee algunas lagunas derivadas del mismo papel de Rhoda.

Capítulo aparte merece la poderosa actuación de Marling. El cómo una joven, con un pasado brillante pero que tiene un aterrador futuro, es capaz de fascinar escena tras escena, es algo difícil de explicar, en tanto que es su primer papel en una película estrenada mundialmente. El premio a la mejor actriz del pasado Festival de Sitges no es en absoluto casualidad, y no sería descabellado verla entre la primera terna de candidatos a los Oscar. Tampoco es nada desdeñable la interpretación de Mapother (que hizo de Ethan en Lost), que caracteriza de forma totalmente creíble a un desgraciado padre de familia, aunque se ve afectado por los numerosos tópicos que arrastra el filme, y que indudablemente perjudican a su papel.

Título: La Rebelión de Atlas Parte I

Director: Paul Johansson

Reparto: Taylor Schilling, Grant Bowler, Mathew Marsden, Paul Johansson, Jon Polito…

Guión: Brian Patrick O’Toole y John Agliaoro

Música: Elia Cmiral

Año: 2011

Duración: 97 minutos

Nacionalidad: EEUU

Género: Ciencia Ficción

Ayn Rand probablemente hubiera esperado que para adaptar su novela, un empresario de altas capacidades como tanto le gustaba a ella describir, diese con la forma de llevar su obra al cine en toda su dimensión. El proyecto para adaptar «Atlas Shrugged» ha recorrido durante décadas Hollywood hasta que finalmente un conocido empresario del «fitness» creyó que era buena idea escribir y financiar la adaptación del libro a las pantallas. Parece que se ha equivocado.

Nos encontramos pues, ante una producción de bajo nivel cuyo estreno en las pantallas parece más producto de la casualidad que de un conocimiento exhaustivo del negocio cinematográfico. Actores poco conocidos, bajo presupuesto y una puesta en escena que pocas veces sobrepasa lo mediocre. 

El problema de llevar al cine La rebelión de Atlas, es que aparte de su dimensión, está compuesta en lineas generales por un tratado filosófico que establecía las bases del pensamiento y teoría de Ayn Rand, el objetivismo. Por lo tanto, y pese a lo que el libro ya sea de por sí discutible en sus lineas generales, el trasladar fielmente las lineas fundacionales de un pensamiento a una serie de películas producidas bajo los cánones de un cine más bien televisivo, resulta inabarcable.

El guión se ahoga tratando de ser demasiado fiel a una novela que nació en otro contexto, la Guerra Fría, el terror hacía el auge socialista, los enemigos soviéticos… Muchos tratan de defender su validez aún a día de hoy, pero probablemente no lo fuera ni en el momento en que se público por su carácter en ocasiones simplista, bidimensional e ingenuo. Para trasladarnos al ideario de Ayn Rand, los responsables de la película sí tratan de establecer que ese pensamiento sigue siendo válido, y no lo hacen contextualizando la novela en el momento en que se escribió, sino trasladándola a un futuro cercano, un mundo donde la crisis sigue golpeando los mercados, en el que el petróleo es un bien escaso debido a guerras en Oriente Medio. Un mundo el que las clases medias están próximas a desaparecer. En ese contexto, bastante conocido por todos nosotros, nace este acercamiento al libro de Rand, con unos EEUU dirigidos por un Gobierno intervencionista que actúa como una especie de Robin Hood contra los intereses del puñado de empresarios competentes que quedan. Empresarios que en la adversidad siguen creando, generando riquezas (lo que está mal en el mundo que nos plantean ya que en el beneficio propio no hay moral ni solidaridad), y dando trabajo. Todo negocio debe repartirse entre capaces e incapaces por el bien social, el egoísmo es pecado capital, y la capacidad, una condena de trabajos forzados para mantener a los vagos e incapaces. Sólo unos valientes tratan de resistir haciendo lo que mejor saben hacer, crear y gestionar, mientras sus colegas van desapareciendo misteriosamente abandonando sus industrias y bancos, dejando al país cada vez más sumido en una pobreza que para algunos es motivo de celebración.

Las primeras hojas del libro van siendo adaptadas de forma bastante fiel, lo que no siempre y más en este caso significa que sea una buena estrategia para construir un guión cohesionado y una película con entidad. Esto presenta varios problemas si no conocemos la obra, como una cierta dificultad para meternos en la trama y entender la personalidad y motivaciones de los personajes, así como comprender y dar lógica a un mundo que pese a ser ilógico (volvemos a la bidimensionalidad de la obra de Rand practicando el reduccionismo en algo tan complejo como la política, la economía, la sociedad y el pensamiento de un país), resulta más ilógico y absurdo cuando de forma rápida se suceden los diálogos y personajes que construyen el continente de la trama sin conocer previamente los matices de Rand.

Por otra parte, el reparto lleno de caras desconocidas y secundarios de algunas series de TV, no hacen tampoco un buen papel para hacer creíbles a los personajes dentro de las dificultades previas. Podemos argumentar que estos personajes en el libro tampoco es que tengan una profundidad y unas emociones muy lejanas de las de los robots, seres irreflexivos que se mueven por el mundo con el orgullo de creerse mejor a los demás, sin que algo tan banal como la emoción enturbie su ilógica mente lógica, pero técnicamente las interpretaciones de los protagonistas y del resto de personajes importantes resultan tan impersonales como la de los repartos de las películas para la TV de los fines de semana.

Y es que siguiendo las andanzas de esa altiva directora de operaciones de una compañía ferroviaria en un mundo donde el tren es el único medio de transporte asequible, donde las aerolíneas han quebrado; o las andanzas del creador y valedor de un metal revolucionario encarcelado en vida por la desaprobación de su familia a su amor al trabajo, la creación y la actividad; vistos sobre la pantalla y no sobre el papel quedan aún más desdibujados, sin lograr de comprender que impulsos les hacen aceptar ciertas imposiciones o generar estrategias para combatir al sistema. Y después tenemos esa presencia oscura, vestida con chaqueta y sombrero que invita a los empresarios a dejar ese mundo decadente por uno nuevo donde vuelve a brillar la luz del sol y donde los empresarios dignos son tratados de acuerdo a sus capacidades, a sus valores…. Una presencia oculta por la fotografía, que me ha recordado demasiado al personaje de Rorschad, de la novela gráfica Watchmen, que por cierto admite bastantes paralelismos con el libro de Ayn Rand.

La dirección de Paul Johansson, que también está en el reparto, no pasa de impersonal y anodina, la fotografía, televisiva, los CGI más que mediocres… Mientras, el guión resulta óptimo para que los no iniciados se queden con cara de poker. Sin una lectura previa del libro no podemos ver el continente y muchas de las cosas que se dicen, que sin base carecen de significado. La película desde esta perspectiva debería ser capaz de tener entidad propia. El montaje resulta también impersonal, se le nota que le han dado a la tijera para que la película antes de créditos dure menos de hora y media. Por el contrario, el apartado músical resulta bastante aceptable, destaca sobre los escasos valores del resto de la película, y pese a que en algunos momentos tienda a ser subrayante tratando de hacer más espectaculares los momentos álgidos de la cinta, como banda sonora cumple bastante bien teniendo en cuenta el resto de apartados.

Algunos críticos estadounidenses decían con cierta sorna que esta era la película del Tea Party. Lamentablemente, con sus escasos valores de producción y el escaso interés que parece despertar en la audiencia el estreno de una película basada en un importante libro de la literatura estadounidense; la película parece fracasar a todos los niveles. Si trataban de difundir un pensamiento, una «casi-religión» como el objetivismo en este contexto político, económico y social, la audiencia es pequeña. Después es difícilmente exportable a otros países y aunque los planes sean hacer de esto una trilogía de dudosa continuación, a tenor de los resultados de esta primera aproximación, no parece, que hacen que el libro y sus ideas se quedarán en su género, la ciencia ficción por muchos paralelismos que se quieran hacer con los movimientos políticos actuales.

No es un director ni un autor muy conocido para el gran público. Puedes decir Andrew Niccol que los únicos que diremos quien es son los frikis que como yo sabemos las proezas y logros de ciertos personajes en esto del mundo del cine.

Niccol es un director y guionista de Nueva Zelanda, país que parece ser un nuevo plató y lugar de origen de ciertos talentos para el cine internacional.

¡Yo también soy neozelandes y gano Oscars inmerecidos! ¿Qué pasa?

Empezó a ser conocido en EEUU gracias a un excelente guión que escribió y que dio lugar a “El Show de Truman”, tremendo peliculón dirigido por Peter Weir pese a Jim Carrey. Pero anteriormente hizó Gattaca, primera de las dos películas de las que hoy hablaré de él.

GATTACA, 1997.

Es una película de Ciencia Ficción pura. No es una “soap opera” como Star Trek o Star Wars, o lo que es lo mismo, una película de aventuras sideral. No, como la ciencia ficción pura su argumento surge de ciertas teorías o ideas científicas como la Inteligencia Artificial, los viajes en el tiempo o como es el caso de Gattaca, la manipulación genética.

En cierto modo, esta película que cuenta ya con doce añitos, fue precursora antes de que el tema se pusiese de moda y llegase a la gente gracias a los estudios que se están haciendo ahora al respecto.

La película cuenta con la premisa de que en un futuro muy lejano los padres podrán elegir como querrán que sean sus hijos mediante selección genética. Es un mundo de superhombres con gran capacidad intelectual y física, ejemplares casi perfectos por no decir perfectos. Y ahí están aquellos que surgieron de una apasionada noche de verano y sus padres decidieron salir adelante. Hombres y mujeres no tan perfectos, con problemas de salud e imperfecciones como miopía que no pueden llegar a nada gracias a que la selección se hace mediante estudios genéticos. Claro aquel que no es casi perfecto no será elegido para explorar nuevos planetas o simplemente trabajar delante de un ordenador junto a miles de seres casi perfectos como tú.

Pero si algo tenemos los humanos y los perros es la capacidad de soñar. Pese a las adversidades muchos buscan superar sus límites seas perfecto o no y aunque el contexto no lo haga nada fácil. Un ser geneticamente inferior, un error natural surgido de algo tan aleatorio como dejar que de un espermatozoide y un ovulo cualquiera salga lo que salga sin ninguna clase de control.

Y ahí esta la lucha de nuestro protagonista, que quiere superar sus límites y cumplir su sueño de viajar al espacio. Busca una nueva identidad en un ser perfecto que se quedo paralítico. Un ser cansado de ser perfecto que le provee de orina, sangre, pelo y piel para que pueda pasar por él en un estudio genético y así poder pasar las barreras que hasta ahora a nuestro imperfecto amigo le habían estado vedadas…

... y llegar a ser un chico Martini.

Esa más o menos es la premisa de una película que algunos amantes de la ciencia ficción tienen como una joyita del género. Una película con un futuro más o menos plausible, con un buen diseño de producción que te hace palusible ese mundo. Me gusta particularmente la idea de coches de los años setenta funcionando como vehículos eléctricos. Tiene una gran fotografía mostrando un mundo luminoso porque casi siempre las escenas exteriores se producen en el ocaso (saquen la idea) y un buen trabajo del neozelandes detrás de la cámara y de la pluma.

Ethan Hawke, Uma Thurman y Jude Law hacen un buen trabajo detrás de la cámara. Tampoco es que esta película requiera de un gran talento interpretativo, ya que es un mundo donde todo el mundo va con cara de palo, conscientes de alguna forma de su superioridad y de su capacidad. Pocas veces se desatan las pasiones, y nuestro protagonista, Ethan Hawke así se ha de comportar para perecer perfecto aun no siéndolo.

En definitiva estamos ante una buena película del género, donde algún malintencionado rápido puede decir que es una película de autosuperación que bla bla bla… No, no es que sea una cinta de autosuperación, sino que casi más es un pequeño cuento en un contexto futurista donde una persona para alcanzar sus sueños tiene que luchar contra su propia inferioridad.

La segunda película de este director fue Simone, que no he visto y que retrata a un productor televisivo interpretado por Al Pacino que crea un personaje digital femenino para la televisión que parece de verdad. No parece tener demasiados admiradorers, por lo que directamente nos vamos a su tercera película.

Lord of War, 2005.

¿Por qué leches no usaron este poster en España? ¿No vende tanto como las explosiones?

¿Por qué leches no usaron este poster en España? ¿No vende tanto como las explosiones?

Nicolas Cage tiene un problema. Le encanta el dinero aunque el poderoso caballero le lleve a hacer tanta y tanta basura. Parece tener acordado con Jerry Bruckheimer un vale por cincuenta películas que le hacen aparecer en los trabajos que el famoso productor palomitero descerebrado hace para la Disney como La Roca, La Búsqueda 1 y 2, Con Air… A veces el señor Coppola, digo Cage, se escapa entre película y película para el citado productor y rueda basura de similares características, pero otras veces medio sabe elegir el proyecto y es capaz de hacer una buena película por cada diez malas. Podemos hablar de alguna de estas películas como Adaptation, o el caso que nos ocupa, Lord of War. Parece que es cuando se equivoca, pues aunque no creo que sea mal actor, los proyectos que suele escoger dan tanta risa como vergüenza ajena. Y no hablemos de la rata muerta que lleva encima de la cabeza cuando rueda.

¡Nos vamos a forrar!

¡Nos vamos a forrar!

Nicolas Kim Coppola, digo Cage, interpreta a un traficante de armas. Es su trabajo y lo realiza aun siendo poco moral o ético. Le da igual, si no lo hace él lo haría otro, y sabiéndolo hacer él tan bien ¿para qué renunciar a sus beneficios? El vende armas, las compra en el mercado negro y las lleva a África o a Oriente Medio mientras su mujer cree que es una especie de contratista. Simplemente le piden armas y el consigue cargamentos de miles de ellas para llevar a los conflictos más sanguinarios. Él no las usan, piensa que si fallan mejor, pero que las usen otros y le compren más, más y más. En eso consiste. Un negocio como cualquier otro, y aunque fuera de la ley, a él le va muy bien.

Es un hombre hecho de alguna manera a sí mismo. Un superviviente que hace lo que hace porque sabe hacerlo y lo hace bien. No creo que sea mala persona. Es amoral, no es que apruebe lo que hace el mismo, simplemente lo hace y tiene toda una serie de escusas para justificarse a sí mismo.

En toda la historia del personaje interpretado por Cage, contado de forma autobiográfica y que recorre los últimos 20 años de historia internacional, poniendo al personaje en el contexto de la caída de la URSS y como los traficantes de armas se pusieron las botas a partir de ese momento; la película no hace más que denunciar de una forma ágil toda la hipocresía que encierra la política de Estados Unidos en cuanto a la venta de armas. Y así se nos hace ver en su sorprendente final, donde quizás todo pierde, pero siempre termina ganando el mismo, el malo que hay detrás de todos ellos y que solo conoce Cage.

Técnicamente es curiosa y portentosa. Se trata de una película cínica y algo gamberra, por lo que opta por un ritmo ágil (no aburre nada) donde su protagonista amoral pasa como un pillo por las distintas cuestiones morales que se abren. Es irónica y sarcástica, sin que eso sea en ningún caso algo negativo en la película. En un momento dado sale un árabe disparando y mientras dispara suena el ruido de una caja registradora, mostrándonos claramente de que palo va la película. La fotografía esta en algunos momentos bastante saturada, muy colorida mostrando en cierta manera el ambiente de irrealidad en el que vive el personaje de Cage. El resto del reparto esta muy bien como el “guapísimo” Jared Leto, la preciosa Bridget Moynaham como sufrida esposa o Ethan Hawke que repite con el director como el “coyote”.

¡Pilló al correcaminos!

¡Pilló al correcaminos!

Los títulos de crédito de la cinta son brutales, uno de los mejores que he visto y es que la cinta abre siguiendo la vida de una bala desde que se fabrica, se vende, se hace contrabando con ella y se dispara. Curiosos sin duda alguna.

Sin duda una excelente película que me perdí en el cine y posteriormente vi por curiosidad por otros medios. Ahora la tento en el Blu-Ray capado que Sony ha tenido la gentileza de traernos. Eso me abre a otra reflexión y es que esta es una película bastante valiente si atendemos a su nacionalidad. Es estadounidense y se moja en denunciar y hablar de lo que ocurre. No es que sea una película comprometida por una causa, pero puede que pique a ciertos sectores. También debemos observar que más o menos es independiente, apoyada por compañías que estan fuera de las Majors.

The Asylum es una productora estadounidense especialista en hacer películas chuscas con el objetivo de reventar los videoclubs. Se suelen aprovechar de futuros grandes estrenos para rodar versiones alternativas a su más puro estilo. Dentro de nada sacarán «The Terminators», al igual que en su momento rodaron «Alien VS Hunter», «I am Omega» o «Transmorphers» de la que dentro de poco nos llegará su segunda parte.

Su público se nutre entre el público ignorante que piensa que esa es la película que anuncian en los periódicos o de aficionados al cine de serie «z» que se divierten riéndose de la baja calidad de estas producciones.

Su próximo estreno en los más selectos videoclubs estadounidenses  se títula «Mega Shark VS Giant Octopuss». Esta generando una pequeña revolución en Internet gracias a los amantes de estas bizarradas que ven en esta una candidata propicia a ser una de las obras maestras del cine casposo de esta temporada. 

Aquí os dejo el enlace de esta partícular compañía, donde podréis ver y degustar los trailers de su selecta colección de títulos. 

Y aquí el Trailer: